El síndrome postvacacional
El síndrome postvacacional. Si estás leyendo este post probablemente hayas vuelto de vacaciones recientemente…. Y no lo estés llevando del todo bien.
En primer lugar, regresar al trabajo puede ser distinto dependiendo del entorno laboral que se tenga. No es lo mismo si volvemos a un trabajo vocacional y/o con unas condiciones óptimas, que retomar uno precario o con un mal clima laboral. Por lo tanto, hay factores externos que van a influir en la manera en que nos podamos readaptar, que nos lo pondrán más fácil o más difícil.
En cualquier caso, es interesante no intentar ponerse al día de golpe. Esto no suele tener buenos resultados, ya que normalmente lo acumulado durante semanas lleva días el organizarlo e ir abordándolo. Aquí la sugerencia es darse unas primeras horas, incluso días, depende del trabajo, en que se observe cómo están las cosas, qué hay por hacer y qué es más importante hacer primero. Con calma, tomando los descansos adecuados y siendo pacientes, todo volverá a su ser.
Recuerda que la sensación de que es inabarcable probablemente sea solo una sensación, y en caso de que sea realmente así, mueve ficha, pide ayuda, díselo a tu superior, para que reorganice las tareas o delega tú si eres el responsable.
Tira del sentido del humor!
Hacer bromas con los compañeros, o con los amigos al salir de trabajar siempre rebaja la tensión y ayuda a quitar hierro a la situación. Realmente no podemos hacer nada por cambiarlo, a no ser que queramos dejar el trabajo claro, y sabemos que es una etapa que acaba por pasar, por lo que reírse de uno mismo suele ser un recurso valioso.
Darse cuenta de lo que llamamos el “Principio de habituación hedónica” también puede ayudar. Esto lo que significa es que a todo lo bueno nos acostumbramos. Y si estuviéramos toda la vida de vacaciones no las valoraríamos igual. De la misma manera que si comemos nuestra comida favorita a diario acabaríamos por aborrecerla, o al menos dejar de verla como algo especial. El mero hecho de ver esos paisajes, de tener esas rutinas, de probar esos manjares o vivir esos momentos una vez al año es precisamente lo que los hace inolvidables.
Los ciclos trabajo/vacaciones pueden servir para motivarnos a afrontar el día a día y tener una ilusión en el horizonte de cara a ser más efectivos en nuestro trabajo, o al menos tener un motivo para afrontarlo cada día.
Por esta misma razón, a muchas personas les ayuda comenzar a mirar otra vez hacia adelante el fijarse nuevos objetivos: programar alguna escapada próxima, el inicio de alguna actividad agradable o afición, incluso comenzar a mirar y preparar las siguientes vacaciones.
También hay quien intenta alargar el bienestar que nos ha podido proporcionar este período vacacional haciendo alguna composición con las fotos o videos que hayamos podido recopilar, solos o en familia, o incluso guardar una caja de los recuerdos con objetos que nos recuerden momentos valiosos, si las vacaciones nos han marcado especialmente.
Según la SEAS (Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés), “el desempleo es un estresor más importante que el reincorporarse al trabajo tras las vacaciones, constituyendo un factor de riesgo más grave para sufrir problemas de salud”. Así, por ejemplo, en España los desempleados tienen una probabilidad mayor de padecer algún trastorno de ansiedad (la probabilidad se multiplica por 2,2), un trastorno depresivo (2,2 más probables), o un trastorno por consumo de sustancias (1,8 veces)”.
Esto, unido al hecho de que la mayoría de las personas que refieren sentirse deprimidos tras las vacaciones también reconocen que esto les dura tan solo uno o varios días, quizás nos pueda servir de consuelo.
Al fin y al cabo, antes de lo que pensamos estaremos comiendo polvorones y centrándonos en los propósitos de año nuevo, y la depresión postvacacional será agua pasada.